Aceleracionismo de Izquierda: ¿Un Programatismo Más?

 

Aceleracionismo de Izquierda: ¿Un Programatismo Más?






El aceleracionismo de izquierda ha ganado relevancia en los debates contemporáneos sobre cómo lidiar con el capitalismo en su fase avanzada, caracterizada por la tecnología, la automatización y las crecientes desigualdades económicas. Para los aceleracionistas de izquierda, la respuesta no radica en resistir el capitalismo o crear comunidades alternativas al margen de este, sino en acelerar sus procesos y fuerzas productivas con el fin de provocar su crisis final y, eventualmente, abrir paso a un futuro postcapitalista. Sin embargo, desde la perspectiva de Théorie Communiste (TC), el aceleracionismo de izquierda podría considerarse un nuevo tipo de programatismo, es decir, una forma de intentar prever y planificar el colapso del capitalismo a través de un esquema programático que, según TC, no logra trascender realmente las dinámicas del capital.

1. El Aceleracionismo y el Programatismo

El programatismo, en términos de Théorie Communiste, se refiere a cualquier enfoque que trata al comunismo como un objetivo que se puede alcanzar mediante un programa, una serie de pasos o acciones predefinidas que guían la lucha revolucionaria hacia un futuro comunista. En los enfoques programáticos, la revolución es algo que se diseña desde afuera del capital, algo que se impone a la estructura existente mediante la implementación de un plan de acción. Los ejemplos clásicos de programatismo son los partidos comunistas que buscan la toma del poder estatal, las insurrecciones que pretenden derribar gobiernos o las estrategias de construcción de comunas autónomas.

El aceleracionismo de izquierda propone su propio programa: no rechazar el desarrollo capitalista, sino potenciarlo. Según esta corriente, acelerando las dinámicas tecnológicas y productivas del capitalismo, se expondrán y amplificarán sus contradicciones internas, forzando su colapso y permitiendo que las condiciones materiales para el comunismo emerjan. Los aceleracionistas creen que la automatización, la inteligencia artificial y el crecimiento de las fuerzas productivas pueden llevar a la abolición del trabajo y la creación de una sociedad postescasez, lo cual facilitaría la transición al comunismo.

Desde la perspectiva de Théorie Communiste, esta idea de que el comunismo se puede lograr acelerando el capitalismo es simplemente otra versión del programatismo. Aunque el aceleracionismo de izquierda plantea un enfoque diferente al de las tácticas clásicas revolucionarias, sigue proponiendo una serie de acciones y objetivos específicos (acelerar la tecnología, automatizar la producción, provocar la crisis final del capital) que conducen inevitablemente a un fin revolucionario. Esta visión, según TC, es problemática porque se basa en la suposición de que el comunismo es algo que se puede planificar y lograr siguiendo un camino estructurado.

2. El Comunismo como Superación Inmanente

Théorie Communiste rechaza la idea de que el comunismo es un programa o una meta que se puede alcanzar mediante una planificación externa. En lugar de eso, sostienen que el comunismo es el proceso por el cual las relaciones de producción capitalistas se disuelven a través de las luchas de clase. Para TC, la revolución comunista no es una etapa que pueda preverse o planificarse, ni algo que pueda lograrse siguiendo un guion predeterminado. En su lugar, emerge de las contradicciones internas del capital y la lucha de clases que lo estructura.

Desde esta perspectiva, el aceleracionismo de izquierda falla en dos aspectos importantes: primero, porque sigue confiando en la infraestructura del capitalismo (tecnología, automatización, etc.) para lograr su colapso, lo que significa que sigue dependiendo de las relaciones de producción capitalistas para alcanzar el comunismo; y segundo, porque subestima el papel de la lucha de clases como el motor real de la transformación comunista. Al enfocar su estrategia en el desarrollo acelerado del capitalismo, el aceleracionismo de izquierda termina cayendo en la trampa de creer que el capital, al avanzar lo suficiente, se autodestruirá, y que el comunismo es algo que puede lograrse a través de un proceso externo a la lucha de clases.

En contraste, Théorie Communiste sostiene que la abolición del capital no puede ser el resultado de un desarrollo lineal o acelerado de las fuerzas productivas, sino que debe ser el resultado directo de la intensificación de la lucha de clases, que llevará a la autodisolución tanto de la clase trabajadora como de la clase capitalista. En este sentido, cualquier forma de programatismo, incluido el aceleracionismo, pierde de vista la naturaleza inmanente del proceso revolucionario.

3. La Ilusión de la Ruptura Mediante la Aceleración

Uno de los puntos centrales en la crítica de Théorie Communiste al aceleracionismo de izquierda es la creencia de que se puede acelerar la contradicción capitalista hasta el punto de ruptura. Para TC, esta visión subestima la capacidad del capital para adaptarse a sus propias crisis. El capital ha demostrado ser sumamente flexible y adaptable, capaz de absorber y reformular las contradicciones que enfrenta, tal como ocurrió en las crisis financieras del pasado, en las cuales el capital no colapsó, sino que se reconfiguró para seguir expandiéndose. Desde esta perspectiva, la idea de que el aceleracionismo puede llevar al colapso del capital mediante el impulso de sus propias dinámicas parece ingenua.

Théorie Communiste argumenta que cualquier intento de acelerar el capital sin abolir las relaciones de producción subyacentes solo contribuirá a su expansión y perpetuación. Al enfocarse en la tecnología y la automatización, el aceleracionismo de izquierda corre el riesgo de caer en una especie de futurismo tecnocrático que, en última instancia, sigue manteniendo las lógicas de explotación y alienación que sustentan el capitalismo. En lugar de liberarnos del trabajo, la aceleración tecnológica puede simplemente profundizar las formas de control y dominación que el capital ejerce sobre la vida social.

4. La Comunización como Ruptura

Para Théorie Communiste, la única forma de superar el capital es a través de la comunización, el proceso por el cual las relaciones capitalistas de producción son abolidas inmanentemente en y a través de la lucha de clases. Esto no es algo que se pueda prever ni planificar; es un proceso que surge directamente de la contradicción entre capital y trabajo. La comunización no es la construcción de una nueva sociedad postcapitalista en los márgenes del capital ni un proceso gradual de transformación, sino la abolición inmediata de las categorías sociales que constituyen el capitalismo, como el trabajo asalariado, el valor y el intercambio.

En este contexto, el aceleracionismo de izquierda, al seguir anclado en la idea de que el desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas puede ser un catalizador para la revolución, se revela como un enfoque que no ha comprendido la naturaleza profunda de la lucha de clases y la comunización. Cualquier intento de planificar o acelerar el proceso revolucionario está destinado a fallar, ya que no aborda las relaciones de producción que sostienen el capitalismo.

El aceleracionismo de izquierda, con su énfasis en el desarrollo de las fuerzas productivas como motor del cambio revolucionario, representa una nueva manifestación del programatismo que Théorie Communiste ha criticado en otros contextos. Aunque adopta una postura radicalmente diferente frente al capitalismo en comparación con otras corrientes, sigue proponiendo un esquema lineal de acciones que llevarán a la superación del capital, lo cual contradice la idea de que el comunismo no puede ser planeado ni programado, sino que surge inmanentemente de la lucha de clases.

Desde la perspectiva de Théorie Communiste, el comunismo no es algo que se logre a través de la aceleración de las dinámicas capitalistas, sino a través de la abolición directa de las relaciones sociales que sustentan el capital. En este sentido, el aceleracionismo de izquierda, al igual que otras formas de programatismo, está atrapado en las lógicas que pretende superar, sin confrontar realmente las contradicciones fundamentales del capital.

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