Sensibilidad Comunista y Realismo Capitalista: Crítica del Interclasismo y la Construcción Afectiva bajo el Capital.

 Sensibilidad Comunista y Realismo Capitalista: Crítica del Interclasismo y la Construcción Afectiva bajo el Capital.




El contraste entre la sensibilidad comunista y el realismo capitalista revela una tensión fundamental en las formas de percibir, sentir y experimentar el mundo bajo el capitalismo. Mientras que el realismo capitalista se caracteriza por la imposición hegemónica de la idea de que no hay alternativas viables al sistema capitalista, la sensibilidad comunista propone un horizonte de posibilidades más allá del capitalismo, arraigado en una disposición hacia la colectividad, la solidaridad y la emancipación.

Realismo Capitalista: Estancamiento y Alienación

El realismo capitalista, como lo describiera Mark Fisher, actúa no solo a nivel económico o político, sino sobre el plano de la experiencia cotidiana y emocional. Modula la forma en que las personas perciben sus vidas y relaciones sociales, presentando las dinámicas capitalistas como naturales e inevitables. Esta postura coloniza la imaginación, reduciendo el horizonte de expectativas a lo que el mercado puede ofrecer.

Interclasismo: La Modulación de la Clase Media sobre el Proletariado

El interclasismo juega un papel crucial en este escenario. A través de la hegemonía cultural de la clase media, se modela la subjetividad del proletariado, alineándola con los valores y sensibilidades de un proyecto burgués. Esta modulación afecta profundamente el carácter del proletariado. En lugar de desarrollar una perspectiva de ruptura real con el capital, el proletariado se ve atrapado en una lógica aspiracional. La clase media aparece como la clase referente, aquella a la que el trabajador debería aspirar, y sus valores —individualismo, competencia, mérito— son integrados como propios.
El interclasismo actúa, entonces, como una mediación afectiva y cultural. No se trata solo de una cuestión de ingresos o posición social, sino de la construcción de un "carácter", una psicología que alinea los deseos y comportamientos del proletariado con los del capitalismo. Así, el trabajador internaliza las formas de ser y pensar de la clase media, diluyendo su capacidad para imaginar su realidad y su potencia transformadora.

La Crítica a la "Conciencia de Clase" y la Sensibilidad Comunista

Desde una perspectiva crítica hacia el concepto tradicional de "conciencia de clase", como lo plantean corrientes como Théorie Communiste, es necesario evitar la romantización de una conciencia de clase unificada que pudiera surgir de forma espontánea o mecánica entre el proletariado. En lugar de ello, la crítica debe dirigirse hacia el hecho de que la conciencia de clase, en tanto forma específica de subjetivación bajo el capital, es también una categoría construida para la reproducción de la relación capitalista.
En este sentido, la sensibilidad comunista no es una simple evolución de la conciencia de clase, sino una ruptura ontológica radical. La sensibilidad comunista se basa en el reconocimiento de que la propia estructura de la conciencia está configurada por el capital, y cualquier intento de basar una política revolucionaria en ella corre el riesgo de reproducir la dinámica del capital. La transformación comunista no puede pasar por una mayor conciencia de la explotación, sino por un quiebre de la misma subjetividad proletaria como figura dentro de la dialéctica capitalista.

Sensibilidad Comunista: Una Nueva Ontología Afectiva

Frente a esta imposición del realismo capitalista y la trampa de la conciencia de clase, surge la sensibilidad comunista como un contrapunto radical. Esta sensibilidad implica la ruptura con las emociones y valores impuestos por el capital. No es solo un rechazo abstracto, sino un esfuerzo por reconfigurar las maneras de sentir, experimentar y desear. La sensibilidad comunista no está únicamente preocupada por redistribuir la riqueza o abolir el trabajo asalariado, sino por transformar las formas en que entendemos y nos relacionamos con el mundo.
En lugar del individualismo, la sensibilidad comunista fomenta la interdependencia, el reconocimiento de la vulnerabilidad compartida y la colectividad. En lugar de una relación competitiva y alienante con el otro, postula la solidaridad, el apoyo mutuo y la cooperación como formas ontológicas primarias de relación. Esta sensibilidad, en última instancia, apunta a una reconfiguración radical del carácter del proletariado: no más como sujeto interclasista y adaptado a la lógica capitalista, sino como un agente de ruptura, portador de una subjetividad comunista capaz de imaginar y construir un mundo más allá del capital.

La Lucha Afectiva Contra el Realismo Capitalista

El conflicto no es solo económico, sino afectivo. El realismo capitalista coloniza no solo las políticas y la economía, sino también la imaginación, el deseo y las emociones. El interclasismo es una manifestación concreta de cómo la clase dominante utiliza no solo el poder económico, sino también el poder afectivo, moldeando el carácter de las clases explotadas para que internalicen los valores de su opresor.
La sensibilidad comunista se erige como un desafío a esa colonización. Reconoce que, para superar el realismo capitalista, no basta con resistir a nivel político o económico, sino que es necesario desmantelar la subjetividad capitalista y las emociones que la sostienen. La liberación no es solo una cuestión material, sino una liberación del deseo y el sentir, donde la vida comunista no se concibe como una mera alternativa económica, sino como una alternativa afectiva radical, un nuevo modo de ser en el mundo.
El conflicto entre la sensibilidad comunista y el realismo capitalista no solo es una lucha por el poder económico y político, sino una lucha por el alma misma de las clases explotadas, donde el interclasismo se presenta como un instrumento crucial del capital para frenar el potencial revolucionario, modulando las formas de ser y sentir del proletariado para alinearlas con la reproducción del capital.

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